Los salesianos celebran con gratitud durante el año 2022 los 125 años de presencia en Centro América.
Según narra la crónica del P. José Misieri, el 3 de diciembre de 1897 llegaba la primera expedición de salesianos enviados por Don Miguel Rua, primer sucesor de Don Bosco. Después de un mes de navegación, arribaron al puerto de La Libertad los salesianos el P. Luis Calcagno, superior, el P. José Misieri, el P. José Menichinelli, el Hno. Esteban Tosini, el Hno. Basilio Rocca, el Hno. Francisco Stanga y los seminaristas Pedro Martín, Constantino Kopsik y Luis Salmón.
Estos nueve salesianos y otros siete que se sumarían el 2 de enero de 1899 son el fundamento de una hermosa historia que completa este año su 125 aniversario en nuestras tierras centroamericanas.
La crónica da testimonio de un inicio lleno de limitaciones y dificultades, pero con la certeza de que Dios los enviaba a una tierra que sería muy fecunda para el carisma salesiano.
Muy pronto debieron vivir la primera gran prueba con la muerte prematura del P. Luis Calcagno el 13 de abril de 1899. Meses después, el 22 de agosto, partía a la patria del cielo el seminarista Domingo Carlín que había llegado en la segunda expedición.
Aquellos primeros salesianos, movidos por su pasión misionera, pronto se hicieron querer por el pueblo, cariño que se convirtió en muchas ayudas para fortalecer la incipiente obra. A principios del año 1900, en Santa Tecla se echaban los cimientos de lo que sería la casa madre de la nueva inspectoría, el Colegio Santa Cecilia, que cuenta ya con 120 años de gloriosa historia.
En medio de grandes dificultades, pero llenos de esperanza, la raíz sembrada por los primeros hijos de Don Bosco en El Salvador, germinaría en pocos años en Costa Rica, Panamá, Honduras, Nicaragua y Guatemala. En menos de cuarenta años los hijos de Don Bosco estuvieron presentes en todo el territorio centroamericano desarrollando una labor educativa y pastoral significativa.
Las crónicas de entonces dan cuenta de los comienzos difíciles en cada país. Gracias a bendiciones providenciales, el trabajo de unos y otros ha hecho que nuestra presencia fuera reconocida y valorada por personas de todos los estratos sociales.
Se trata de una historia en la que Dios ha sido grande con nosotros. Es ocasión favorable para un justo homenaje a los centenares de salesianos que han entregado sus mejores energías y dones para que nuestra Centroamérica salesiana sea tan grande como es. Nos sentimos orgullosos de ser parte de esta iniciativa de Dios a favor de tantos destinatarios que él nos confía.
Agradecemos a las personas que han colaborado y lo siguen haciendo para que el carisma de Don Bosco continúe siendo un hermoso regalo para quienes Dios nos siga confiando.